Echando sal en el horno ahorraremos dinero y tendremos un resultado realmente envidiable. Así es como se debe proceder.
En el transcurso de la limpieza de nuestra casa , a menudo nos encontramos teniendo que lidiar con la limpieza de algunos electrodomésticos y muchas veces nos encontramos con suciedad persistente e incrustada.
La limpieza de los fregaderos y superficies donde cocinamos nuestros alimentos es muy importante, ya que evitaremos la formación de bacterias y gérmenes que pueden ser perjudiciales para nuestra salud.
Sal: cómo usarla en el horno
Por ello, cuando limpiamos la cocina solemos comprar en el mercado productos industriales que actúan a la perfección sobre determinadas superficies, dejando además un agradable olor.

Pero muchos de estos pueden ser agresivos y dañar no solo nuestros electrodomésticos sino también nuestra piel, ya que algunos de nosotros podemos ser alérgicos a estos productos.
Y aquí están las excoriaciones en las manos o enrojecimiento. Estos productos, los más efectivos, también son muy caros y, por lo tanto, comprarlos significa pensarlo varias veces, incluso si no puedes prescindir de ellos.
Así, muchas veces, tendemos a averiguar si existen métodos para tener una cocina limpia sin tener que gastar dinero para que nuestra billetera no se quede vacía por la compra de estos productos.

Aunque existen métodos caseros , no todos son efectivos para limpiar el horno, pero nuestras abuelas nos han legado una solución funcional que utiliza un solo ingrediente.
Hablamos de la sal, que resulta ser una excelente aliada a la hora de desincrustar el horno y todas las demás superficies en las que hay que eliminar la suciedad más resistente .
La solución de las abuelas
Para que nuestro horno quede limpio e higienizado gracias a la acción de la sal, basta con mezclar 250g de sal gruesa en un litro de agua y aplicar la solución sobre el aparato con un paño de microfibras.
De esta forma, la sal entrará en acción y eliminará todos los restos de comida y cualquier otra cosa del horno que quedará limpio y desinfectado tras el paso del agua y la sal aunque en ocasiones será recomendable pasarlo varias veces.
Evidentemente, esta operación debe realizarse con la máxima seguridad, por lo que antes de proceder conviene asegurarse de que el enchufe de nuestro horno esté desconectado y que el agua no se filtre a zonas inaccesibles y dañe nuestro electrodoméstico.
Gracias a este método, el horno al ser limpiado a fondo también será más funcional y por tanto cuando vayamos a ponerlo en funcionamiento gastará menos electricidad ya que su acción será inmediata.
De hecho, un horno incrustado suele tardar más en cocinarse, y por tanto gastaría más electricidad , mientras que al estar limpio actuará directamente sobre el plato en menos tiempo.
Por tanto, mantener un horno limpio tiende a asegurar una cocción precisa sin tener que volver a activar el temporizador de nuestro electrodoméstico para que funcione correctamente.

Una vez asegurados de esto, podemos proceder a la limpieza de nuestro horno y si lo deseamos, para asegurarnos de que huele bien, podemos entonces introducir rodajas de limón en el interior del horno y ponerlo en funcionamiento durante unos minutos.
De esta forma, no solo el horno estará perfumado sino que el olor embriagará por toda la casa y tendremos un horno limpio y perfumado y nuestra casa también será agradable al olfato.
Mantener el horno limpio es fundamental , ya que cuando cocinamos algo siempre es mejor que no queden restos y sobras de algo previamente cocinado que puedan contaminar el nuevo plato. No solo eso, el método de la sal contribuye a un menor impacto en el presupuesto a fin de mes y ahorros concretos en la factura.